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El hombre más inteligente del mundo, está seguro de la existencia de Dios


Grigori Perelman es el mayor matemático de los últimos tiempos.

Nació en Leningrado, URSS en 1966, en el seno de una familia judía.

Desde niño se distinguió por su aptitud a las matemáticas, habiendo logrado ingresar por ello en el Círculo del Palacio de Pioneros de Leningrado, hoy San Petesburgo, Rusia. Allí aprendió a hablar francés e inglés, lengua esta última necesaria para ingresar a los 14 años de edad al famoso Liceo 239 de Leningrado, especializado en física y matemáticas.

Posteriormente ingresó a la Facultad de Matemáticas de la Universidad Estatal de Leningrado que no aceptaba a más de dos estudiantes judíos al año. Allí concluyó sus estudios aislado de la realidad, ya que su madre y maestros no permitieron que se enterara de que vivía en un régimen comunista que rechazaba a los judíos y que el mundo podía ser en muchos sentidos injusto y cruel.

En 1996 rechazó el premio para matemáticos menores de 32 años que le otorgó la Sociedad Matemática Europea, dejó de tener contacto con la comunidad científica, hasta 2002 en que informaba que había publicado un nuevo trabajo en Internet, completándolo con una segunda publicación en la red en 2003 y una tercera en 2004.

Resolvió la Conjetura de Poincaré (uno de los siete problemas del milenio a los que se enfrentaban los científicos), con más de 109 años abierta, fue uno de los 7 problemas matemáticos sin resolver a los que se enfrentaban los científicos y que fueron seleccionados por el Instituto Clay para premiar, con un millón de dólares, a quienes lograran resolverlos.

Perelman lo consiguió y decidió rechazar el premio para no convertirse, según dijo, en un “mono de feria”. Tal rechazo estuvo precedido por insinuaciones publicadas en el New York Times de que sólo había hecho su trabajo para ganar el millón de dólares de recompensa, lo que para Grisha además de ser totalmente falso, era un insulto ya que él había empezado a trabajar en el tema antes de la selección hecha por el Instituto Clay y nunca había tenido especial interés por el dinero.

Desilusionado por considerar estas acciones deshonestas en el mundo de los matemáticos que él creía perfecto y puro, por tratar una ciencia exacta, donde algo o es verdad o es mentira y donde no hay posición intermedia entre correcto o incorrecto, regresó a San Petesburgo y en 2005 anunció su retiro.

Ya en el aislamiento, en 2006 rechazó la Medalla Fiels, que puede considerarse el Nobel en Matemáticas. A mediados de este año 2010rechaza finalmente aceptar el premio de un millón de dólares ofrecido por el Instituto Clay.

Grisha a sus 44 años vive humildemente en Kupchino, un barrio al sur de San Petesburgo, en un pequeño departamento que comparte con su madre quien es pensionada; de vez en cuando asiste a la ópera y a conciertos de música clásica. Se gana la vida impartiendo clases particulares y lejos de ser autista o padecer algún problema mental, el matemático está convencido de que debe existir un lugar ideal donde las debilidades humanas no tengan cabida.

Según David, uno de sus mejores amigos, Grigori Perelman es un hombre espiritual que ora cada noche y que se encuentra trabajando en otro gran desafío: la demostración matemática de la existencia de Dios, de la que él está convencido.


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